Por Belinda Burgos
La energía es un recurso vital para la calidad de la vida humana y su desarrollo ecológico, social y económico. Pero, pese a su gran contribución, su pérdida redunda en un impacto directo hacia el medio ambiente.
De hecho, la producción de energía a nivel mundial, específicamente aquellas que contienen altas concentraciones de CO2 (dióxido de carbono), incrementa el calentamiento global. De esta manera, se pone en juego el clima y, de igual forma, la salud humana.
La energía es un recurso vital para la calidad de la vida humana y su desarrollo ecológico, social y económico. Pero, pese a su gran contribución, su pérdida redunda en un impacto directo hacia el medio ambiente.
De hecho, la producción de energía a nivel mundial, específicamente aquellas que contienen altas concentraciones de CO2 (dióxido de carbono), incrementa el calentamiento global. De esta manera, se pone en juego el clima y, de igual forma, la salud humana.
Aquella energía, que se pierde por las altas producciones energéticas en el mundo, provoca el almacenamiento de contaminantes como el dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. Son dichos elementos los responsables de los cambios en el pH de los lagos, ríos y océanos. Según el Diccionario de la Real Academia Española, pH es el índice que expresa el grado de acidez o alcalinidad de una disolución.
De igual forma, el aumento desmedido de los nutrientes en la calidad del agua provoca el nacimiento excesivo de organismos. Como resultado, una vez que todos los organismos mueren, se pudren, emiten un olor nauseabundo y causan un mal aspecto de las aguas, afectando la calidad de estas.
Otro agente contaminante por el exceso de energía y la contaminación es la producción excesiva de ozono. Este afecta directamente las vías respiratorias de la población. Asimismo, el impacto ambiental va directamente hacia la agricultura y bosques, la vida marina, la ecología terrestre, así como en el agua subterránea.
La producción a granel de energía conlleva además que la fauna de la Tierra se vea afectada. Los animales también dependen de la energía para su supervivencia. Es así que los contaminantes de las aguas y los cambios climáticos son los principales causantes de las muertes en los animales debido a la energía acumulada.
Finalmente, todos los seres vivientes del planeta se ven impactados ambientalmente por el exceso en la producción energética y la explotación de ésta.
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