La libertad de expresión no se detiene en el portón del campus

Por Rafael Matos, profesor
de Periodismo de la USC



La plena libertad de expresión es uno de los elementos más sagrados de la democracia. Esta libertad se extiende a todas las publicaciones, incluyendo a los periódicos estudiantiles.

Es imperativo reafirmar ese derecho humano garantizado por las constituciones más avanzadas de las naciones civilizadas.

Aprovechamos esta edición para dar las gracias a la administración de la Universidad de Sagrado Corazón (USC) por su apoyo al periódico de la Asociación de Estudiantes de Periodismo de USC, en su incansable esfuerzo por crear talleres de práctica y ejercicio pleno de la comunicación social. Los estudiantes de periodismo se proponen ejercer esa libertad de expresión con plena libertad, siempre dentro del marco de la ética, la legalidad y la responsabilidad social.

En Estados Unidos y América y Latina hay sobre 5,000 periódicos estudiantiles universitarios, al menos 1,200 de ellos en la Web, una muestra del vigor y tenacidad del ejercicio periodístico estudiantil. Es una tradición fuerte en muchas universidades que precian su excelencia académica.

El de la Universidad de Columbia (Nueva York), por ejemplo circula desde hace 118 años y ha servido de base de aprendizaje para cinco generaciones de excelentes periodistas profesionales, graduados de la escuela de comunicación de esa institución universitaria.

USC necesita un periódico estudiantil de mucho vigor y frecuencia y abogamos por ese derecho y responsabilidad desde estas páginas. Es el mejor vehículo informativo que pueda circular en el campus por ser producto del propio esfuerzo de sus estudiantes y por contener las noticias que de verdad la interesa a los alumnos.

Como mentor y consejero de este proyecto periodístico, estoy comprometido a garantizar su vitalidad, responsabilidad social y su permanencia. A los estudiantes que aportaron su esfuerzo y esperanzas de ser parte de este proyecto comunicativo, mis felicitaciones por su perseverancia, disciplina de trabajo y por sus ganas de ser buenos comunicadores.